Fue un hombre pelirrojo tirado en el suelo del cuarto de los padres de lan, con un brazo en alto como si se hubiera caído de la cama. Tenía el brazo torcido y la parte de atrás de la cabeza ensangrentada.
"Respira," me digo a mí misma mientras tamborileo con las uñas en la mesa del comedor. "No pienses en eso. Si te pones a recordarlo, el oficial Wells se puede dar cuenta. Él no sabe nada y no te ha venido a buscar a tí." Hago que mis dedos paren.