Miré su licencia de conducir. Medía cinco pies nueve pulgadas. Pesaba 150 libras y tenía los ojos azules. Qué coincidencia, igual que yo. Casi me dio risa. Era increíble cómo podíamos ser iguales y a la vez diferentes. Andrew Ashbury tenía todo lo quería y yo no tenía nada.
¿Cómo suceden esas cosas? Me fijé en su cara. ¿Qué tenía de especial? No era mejor que yo.